Ésta no va a ser una buena crónica, ni bonita ni corta. Y
quien avisa, no es traidor.
He esperado a enfriarme un poco antes de escribir, veremos
si funciona y logro ordenar, resumir y no faltar ni al respeto, ni a la verdad.
28 de Mayo de 2017, Zaragoza.
Inscrita hace más de mes y medio junto con familia y amig@s,
pensé que probar asfalto nuevo sería bonito por variar un poco de las calles de
mi Barcelona. Incluso nos atrevimos con
un grupo de whatsapp en el que comentábamos entrenos y progresos, eh, Ladrillitas?
Para algun@s era su primer 10K, y la emoción era total después de tantas
semanas esperando que llegara el día.
Se esperaban temperaturas altas, pero no tan altas como días
atrás, más propias del mes de Julio que de Mayo. El fresquete matutino camino a
la salida nos encantó a todos. El ambiente alrededor del Pabellón Príncipe
Felipe era muy chulo, y tras hacernos las fotos de rigor nos fuimos a la
entrada del cajón +60’, pues el único reto del día para casi todo el grupo era
terminar la carrera, y disfrutar juntos!
Salimos en grupo y con el subidón de la música y de la gente
que te lleva, el ritmo de los 2.5 primeros kilómetros fue algo más alto de lo
previsto, incluso adelantamos a la liebre de 60’ (que por cierto, un 10 para
él!). Una de mis hermanas (irónicamente
la que más había entrenado de las dos), se quejaba ya del ritmo alto, pues en
sus entrenos de 8-9 kilómetros ella solía ir más lenta, así que dejamos que mi
otra hermana, cuñado y amig@s se fueran y nosotras junto con Christian
aflojamos.
Corrimos por la Avenida Cataluña ya con un ritmo más bajo, y
tras cruzar un puente chulísimo llegamos al avituallamiento, cogimos agua,
bebimos y nos llevamos más para el camino porque mi hermana estaba sufriendo
mucho por el calor que iba apretando con el paso de los minutos. Empezamos a
descontar kilómetros y yo no paraba de hablarle intentando distraerla. Nos
parecemos mucho en muchas cosas, pero en
carrera, yo, que ya llevo más tiempo rodando, destacaría la ausencia de
facilidad para ponernos en forma, y en la sobredosis de facilidad para decir
“no puedo”. Por eso intenté que siguiéramos aunque fuera muy despacio, daba
igual el tiempo, pero íbamos a cruzar la meta juntas!
Nos plantamos en el kilómetro 6 con la Plaza del Pilar de
frente, qué vistas! Ella estaba cansada, pero pensar que ya sólo quedaban “3 y
pico” parecía que la animaba, nos íbamos tirando agua por la espalda y bebiendo
traguitos pequeños y yo, al menos, estaba segura de que acabaríamos. Llegamos a
la Avenida Cesareo Alierta, una larga recta de kilómetro y medio que nos
llevaría directas a meta. Bromeamos con la bajada del puente que se acercaba,
ella me decía que luego venía la subida. Sí, sí, pero que luego llegamos a
meta! Total, bajamos y subimos, y en el kilómetro 9.600 más o menos, Christian
esprintó hasta meta para poder hacernos la foto esperada entrando juntas, y
haciendo un SIIIIUUUU a lo CR7 (sí, también nos parecemos en lo merengonas!)
Ya viendo la meta a lo lejos, mi hermana se puso blanca,
dijo un par de frases sin demasiado sentido y…se desplomó. Tuve la capacidad de
reacción justa para ponerme detrás de ella y caernos juntas hacia atrás. Arrollamos
a una chica muy maja que se paró y me ayudó en esos primeros momentos. En
seguida gente de la organización y un policía se acercaron, empezaron a
preguntarle cosas y ella aún respondía diciendo que le dolía un poco todo. La
intentamos levantar para sacarla de mitad de la carretera pero…las piernas no
respondían. A peso entre todos la sacamos de allí, y empezó a perder el
conocimiento. Pedí a todo el que había por allí que llamaran a la ambulancia,
mientras tratamos de mantenerla despierta pero sus respuestas cada vez eran más
vagas y con menos sentido hasta que dejó de hablarnos. Llegó una ambulancia, se
bajó el que deduje que estaba al mando, y tratando de tranquilizarme me dijo
que respiraba y que sólo era una pájara. “-Pero hazle algo!” le dije.
“- Es que no llevamos suero, se nos ha terminado porque
venimos de atender otras 3 pájaras!”.
PERDÓN? Según el Heraldo de Aragón, 4.207 participantes, pero esperaban más de
5.000. Con unos días previos de temperaturas por las nubes, además, ¿de verdad
sólo llevan suero para atender a 3 personas por ambulancia? ¿Y se hubieran
desmayado 150?
Total, que se pidió una segunda ambulancia que tardó pocos
minutos en llegar, aunque más de los que me hubiera gustado. Eterno se me hizo.
A la que empezaron a atenderla intentaron
alejarme, hasta poniendo una bicicleta entre ella y yo con no muy buenas
maneras por cierto, mientras yo les decía que no pensaba irme. Y el otro venga
a repetir que “sólo era una pájara”, de verdad, logró sacarme de mis casillas.
Llegó mi familia, y al poco la subieron a la ambulancia para
llevársela al hospital de campaña que ponían junto a la meta para los servicios
de las ambulancias DYA. Allí más bolsas de suero, de potasio y no sé qué
más…pero no mejoraba. Entré al rato, y vi al menos a 5 médicos o enfermeras (no
sé) alrededor de ella, sin darme muy buena sensación la verdad, pregunté “-qué
pasa?”, “-que no mejora”. “Y por qué no la lleváis al hospital de una vez?”,
dijo mi madre.
A lo que entró otra doctora de fuera y dijo algo así como…
“-Es que no sé qué hace aún aquí, yo me la habría llevado hace rato”.
Pues se dispararon todas nuestras alarmas, porque además ya
un poco alteradas contestamos, obviamente, y otra médica nos dijo algo muy feo,
algo así como que “siguen protocolos, incluso económicos”. Es decir, que ir al
hospital es caro, si no es de vida o muerte, mejor no llevarlos.
Pues no lo entiendo. De los 16€ de cada inscripción, se paga
un seguro médico que nos cubre en carrera. A TODOS. Todos no nos desmayamos,
así que se supone es rentable ese seguro pues sólo lo usan los pobres
desgraciados que ese día les toca pasar
por lo que pasó mi hermana. Y tiene que ser un trato tan primario? Tan
desagradable? Tan al límite?
Y no pienso pasar por alto el hecho de que mientras mi
hermana estaba allí dos cámaras no paraban de grabarlo todo. En un momento de
ya no poder más, le dije a uno que apagara de una vez. Me dijo que sólo grababa
el trabajo de los médicos para un programa, que mi hermana saldría pixelada.
Pues aún no sé cómo no le tiré la cámara… estoy segura (aunque no lo he
mirado), que al inscribirnos, en toda esa letrita diminuta que nadie lee,
firmamos nuestro consentimiento para hacernos fotos y luego publicarlas. Sí,
pero fotos felices corriendo o cruzando la meta…no inconsciente en una camilla.
Que nadie se para a pensar en esto hasta que la de la camilla es muy suya, pero
que cuando es muy tuya no te hace ni pizca de gracia, también. Y los que están
en las camillas siempre son de alguien, así que no estaría de más un poco de
respeto y de consideración, porque son momentos horribles.
Enfin, una más de tantas ese día.
Se la llevaron al Hospital Miguel Servet. Por seguir
añadiendo leña, en la ambulancia parece ser que mi hermana trataba de
levantarse de la camilla (aún sin estar consciente de sus actos), y mi madre
que iba delante escuchó como una de las que iban con mi hermana le gritaba con
muy malas palabras para que se estuviera quieta. Una vez más, es necesario
tratar así a alguien que no es consciente de lo que hace?
Por poner un poco de humor diré que, aunque mi familia y yo
creo que guardamos muy bien las maneras, mi hermana (la inconsciente) los
insultó con mucha gracia a todos, así que yo al dicho de que los borrachos y
los niños siempre dicen la verdad, sumaría “los inconscientes”. Que también
atinan, oye.
Ya en el hospital, le hicieron pruebas y tras al menos 6
bolsas de suero empezó a ser ella. Pero muy poco a poco. El que no paraba de
decir que era una “pájara de las gordas” se había quedado corto. Deshidratación
severa, hasta el punto de paralizar los riñones. El Doctor (muy majo) pensaba
que probablemente ese cuadro tan grave no podía venir solamente de esa hora de
esfuerzo, que ya venía “tocada” de casa. No sabemos. El caso es que lleva un
día ingresada, y aún le queda un poco más. La doctora que la lleva hora, dicen
es majísima y la está mimando mucho. Si todo va bien mañana, para casita.
Y de esto sólo me queda sacar alguna conclusión, para
aprender, como siempre.
Ojo con animar a otros a correr, a ponerse retos, a hacer
más. Cada cuerpo es un mundo, a la vista está. Y no fue falta de entreno, quizá
habían muchas cosas juntas y ese sobreesfuerzo colmó su vaso. Progresamos a
ritmos distintos, eso está claro, e influyen tantísimos factores que se nos
escapan que nadie debería animar sin conocimiento real. Y yo me quedo con la
cosa de no haberla obligado a parar antes, de no darme cuenta. Pero es que en
cuestión de segundos, estás en el suelo.
Y que mal se pasa. Qué mal! Y es que nunca pasa nada, hasta
que pasa. Nos puede pasar a todos, porque ella aunque no se acuerda de casi
nada, no recuerda haberse sentido tan mal, sinó, dice, hubiera parado. Así que
ojo con las pájaras que no son ninguna broma.
No perdamos el miedo a las distancias. Empezamos a correr, y
en tres semanas estamos corriendo 7 – 8 kilómetros, y en nada corremos un
10.000. Y como hemos corrido un 10.000, ya lo siguiente es una media maratón. Y
porqué no un triatlón? Uno cortito, si es poca cosa.
Y así vamos, que parece tonto el que no hace un Ironman, y
resulta que te estás jugando la salud. Poco a poco, no convirtamos correr en
deporte de riesgo, que al final van a tener razón los pesados que dicen que se
está mejor en el sofá. Que se está, pero qué sabrán ellos del subidón de cruzar una meta.
Nos quedamos con las ganas, ella y yo. A 300 metros más o
menos. Pero eso es lo de menos. Lo importante es que te pongas bien, que vaya
susto me diste.
Decir que no todo fue malo, el recorrido es precioso. La
carrera es rápida y hubiera sido un buen circuito para hacer marca.
Mi padre y mi tío Siscu, acabaron con tiempazo su segundo
10K. Jael, Manu, Laura y Moi sub 60 en su primer 10K. Nerea animando y apoyando
en los momentos difíciles. Y mi madre, jaja, me da la risa. Justo el día antes
la intentábamos entre todos animar a empezar a andar-correr, “por salud”…me da
que va a ser que no. y de mi tía Merche
mejor ni hablamos.
Los maños animando no son la alegría de la huerta, para qué
nos vamos a engañar, pero los grupos de música, joteros y batucadas que habían
en algunos puntos kilométricos se lo curraron mucho. Los avituallamientos bien,
la camiseta chulísima y muy buena, la bolsa del corredor y servicios genial.
Me da pena lo dicho, que no la atendieran ni con los medios
ni con la rapidez esperada, que el trato tampoco fuera el adecuado, y que nos
hicieran pasar momentos tan críticos. Pero si esto sirve para mejorar, yo
encantada.
Ojala lleguen a leerme en el Excelentísimo Ayuntamiento de
Zaragoza, y los organizadores de la carrera. Yo, lo voy a intentar. Es sólo una
crítica constructiva. Somos runners, somos vidas. Todos podemos tener un mal
dia, un colapso, un golpe de calor. Que los servicios estén preparados, y que
no se escatime en nuestra salud. Nada más.
P.D.: Yo, sigo corriendo.
Vaya susto!!! Espero que se mejore en breve.un besazo
ResponderEliminarBufff que miedo debisteis pasar, me alegro mucho que ya se vaya recuperando Dama. Un beso muy fuerte. Salud y kms, pero sobretodo SALUD
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