martes, 30 de mayo de 2017

LA GRAN PÁJARA



Ésta no va a ser una buena crónica, ni bonita ni corta. Y quien avisa, no es traidor.
He esperado a enfriarme un poco antes de escribir, veremos si funciona y logro ordenar, resumir y no faltar ni al respeto, ni a la verdad.
28 de Mayo de 2017, Zaragoza.
Inscrita hace más de mes y medio junto con familia y amig@s, pensé que probar asfalto nuevo sería bonito por variar un poco de las calles de mi Barcelona.  Incluso nos atrevimos con un grupo de whatsapp en el que comentábamos entrenos y progresos, eh, Ladrillitas? Para algun@s era su primer 10K, y la emoción era total después de tantas semanas esperando que llegara el día.
Se esperaban temperaturas altas, pero no tan altas como días atrás, más propias del mes de Julio que de Mayo. El fresquete matutino camino a la salida nos encantó a todos. El ambiente alrededor del Pabellón Príncipe Felipe era muy chulo, y tras hacernos las fotos de rigor nos fuimos a la entrada del cajón +60’, pues el único reto del día para casi todo el grupo era terminar la carrera, y disfrutar juntos!

Salimos en grupo y con el subidón de la música y de la gente que te lleva, el ritmo de los 2.5 primeros kilómetros fue algo más alto de lo previsto, incluso adelantamos a la liebre de 60’ (que por cierto, un 10 para él!). Una de mis hermanas (irónicamente la que más había entrenado de las dos), se quejaba ya del ritmo alto, pues en sus entrenos de 8-9 kilómetros ella solía ir más lenta, así que dejamos que mi otra hermana, cuñado y amig@s se fueran y nosotras junto con Christian aflojamos.
Corrimos por la Avenida Cataluña ya con un ritmo más bajo, y tras cruzar un puente chulísimo llegamos al avituallamiento, cogimos agua, bebimos y nos llevamos más para el camino porque mi hermana estaba sufriendo mucho por el calor que iba apretando con el paso de los minutos. Empezamos a descontar kilómetros y yo no paraba de hablarle intentando distraerla. Nos parecemos mucho en muchas cosas,  pero en carrera, yo, que ya llevo más tiempo rodando, destacaría la ausencia de facilidad para ponernos en forma, y en la sobredosis de facilidad para decir “no puedo”. Por eso intenté que siguiéramos aunque fuera muy despacio, daba igual el tiempo, pero íbamos a cruzar la meta juntas! 
Nos plantamos en el kilómetro 6 con la Plaza del Pilar de frente, qué vistas! Ella estaba cansada, pero pensar que ya sólo quedaban “3 y pico” parecía que la animaba, nos íbamos tirando agua por la espalda y bebiendo traguitos pequeños y yo, al menos, estaba segura de que acabaríamos. Llegamos a la Avenida Cesareo Alierta, una larga recta de kilómetro y medio que nos llevaría directas a meta. Bromeamos con la bajada del puente que se acercaba, ella me decía que luego venía la subida. Sí, sí, pero que luego llegamos a meta! Total, bajamos y subimos, y en el kilómetro 9.600 más o menos, Christian esprintó hasta meta para poder hacernos la foto esperada entrando juntas, y haciendo un SIIIIUUUU a lo CR7 (sí, también nos parecemos en lo merengonas!)
Ya viendo la meta a lo lejos, mi hermana se puso blanca, dijo un par de frases sin demasiado sentido y…se desplomó. Tuve la capacidad de reacción justa para ponerme detrás de ella y caernos juntas hacia atrás. Arrollamos a una chica muy maja que se paró y me ayudó en esos primeros momentos. En seguida gente de la organización y un policía se acercaron, empezaron a preguntarle cosas y ella aún respondía diciendo que le dolía un poco todo. La intentamos levantar para sacarla de mitad de la carretera pero…las piernas no respondían. A peso entre todos la sacamos de allí, y empezó a perder el conocimiento. Pedí a todo el que había por allí que llamaran a la ambulancia, mientras tratamos de mantenerla despierta pero sus respuestas cada vez eran más vagas y con menos sentido hasta que dejó de hablarnos. Llegó una ambulancia, se bajó el que deduje que estaba al mando, y tratando de tranquilizarme me dijo que respiraba y que sólo era una pájara. “-Pero hazle algo!” le dije.
“- Es que no llevamos suero, se nos ha terminado porque venimos de atender otras 3 pájaras!”.
PERDÓN? Según el Heraldo de Aragón,  4.207 participantes, pero esperaban más de 5.000. Con unos días previos de temperaturas por las nubes, además, ¿de verdad sólo llevan suero para atender a 3 personas por ambulancia? ¿Y se hubieran desmayado 150? 
Total, que se pidió una segunda ambulancia que tardó pocos minutos en llegar, aunque más de los que me hubiera gustado. Eterno se me hizo. A la que empezaron a atenderla intentaron  alejarme, hasta poniendo una bicicleta entre ella y yo con no muy buenas maneras por cierto, mientras yo les decía que no pensaba irme. Y el otro venga a repetir que “sólo era una pájara”, de verdad, logró sacarme de mis casillas.
Llegó mi familia, y al poco la subieron a la ambulancia para llevársela al hospital de campaña que ponían junto a la meta para los servicios de las ambulancias DYA. Allí más bolsas de suero, de potasio y no sé qué más…pero no mejoraba. Entré al rato, y vi al menos a 5 médicos o enfermeras (no sé) alrededor de ella, sin darme muy buena sensación la verdad, pregunté “-qué pasa?”, “-que no mejora”. “Y por qué no la lleváis al hospital de una vez?”, dijo mi madre.
A lo que entró otra doctora de fuera y dijo algo así como… “-Es que no sé qué hace aún aquí, yo me la habría llevado hace rato”.
Pues se dispararon todas nuestras alarmas, porque además ya un poco alteradas contestamos, obviamente, y otra médica nos dijo algo muy feo, algo así como que “siguen protocolos, incluso económicos”. Es decir, que ir al hospital es caro, si no es de vida o muerte, mejor no llevarlos.
Pues no lo entiendo. De los 16€ de cada inscripción, se paga un seguro médico que nos cubre en carrera. A TODOS. Todos no nos desmayamos, así que se supone es rentable ese seguro pues sólo lo usan los pobres desgraciados que ese día les  toca pasar por lo que pasó mi hermana. Y tiene que ser un trato tan primario? Tan desagradable? Tan al límite?
Y no pienso pasar por alto el hecho de que mientras mi hermana estaba allí dos cámaras no paraban de grabarlo todo. En un momento de ya no poder más, le dije a uno que apagara de una vez. Me dijo que sólo grababa el trabajo de los médicos para un programa, que mi hermana saldría pixelada. Pues aún no sé cómo no le tiré la cámara… estoy segura (aunque no lo he mirado), que al inscribirnos, en toda esa letrita diminuta que nadie lee, firmamos nuestro consentimiento para hacernos fotos y luego publicarlas. Sí, pero fotos felices corriendo o cruzando la meta…no inconsciente en una camilla. Que nadie se para a pensar en esto hasta que la de la camilla es muy suya, pero que cuando es muy tuya no te hace ni pizca de gracia, también. Y los que están en las camillas siempre son de alguien, así que no estaría de más un poco de respeto y de consideración, porque son momentos horribles.
Enfin, una más de tantas ese día.
Se la llevaron al Hospital Miguel Servet. Por seguir añadiendo leña, en la ambulancia parece ser que mi hermana trataba de levantarse de la camilla (aún sin estar consciente de sus actos), y mi madre que iba delante escuchó como una de las que iban con mi hermana le gritaba con muy malas palabras para que se estuviera quieta. Una vez más, es necesario tratar así a alguien que no es consciente de lo que hace?
Por poner un poco de humor diré que, aunque mi familia y yo creo que guardamos muy bien las maneras, mi hermana (la inconsciente) los insultó con mucha gracia a todos, así que yo al dicho de que los borrachos y los niños siempre dicen la verdad, sumaría “los inconscientes”. Que también atinan, oye.
Ya en el hospital, le hicieron pruebas y tras al menos 6 bolsas de suero empezó a ser ella. Pero muy poco a poco. El que no paraba de decir que era una “pájara de las gordas” se había quedado corto. Deshidratación severa, hasta el punto de paralizar los riñones. El Doctor (muy majo) pensaba que probablemente ese cuadro tan grave no podía venir solamente de esa hora de esfuerzo, que ya venía “tocada” de casa. No sabemos. El caso es que lleva un día ingresada, y aún le queda un poco más. La doctora que la lleva hora, dicen es majísima y la está mimando mucho. Si todo va bien mañana, para casita.
Y de esto sólo me queda sacar alguna conclusión, para aprender, como siempre.
Ojo con animar a otros a correr, a ponerse retos, a hacer más. Cada cuerpo es un mundo, a la vista está. Y no fue falta de entreno, quizá habían muchas cosas juntas y ese sobreesfuerzo colmó su vaso. Progresamos a ritmos distintos, eso está claro, e influyen tantísimos factores que se nos escapan que nadie debería animar sin conocimiento real. Y yo me quedo con la cosa de no haberla obligado a parar antes, de no darme cuenta. Pero es que en cuestión de segundos, estás en el suelo.
Y que mal se pasa. Qué mal! Y es que nunca pasa nada, hasta que pasa. Nos puede pasar a todos, porque ella aunque no se acuerda de casi nada, no recuerda haberse sentido tan mal, sinó, dice, hubiera parado. Así que ojo con las pájaras que no son ninguna broma.
No perdamos el miedo a las distancias. Empezamos a correr, y en tres semanas estamos corriendo 7 – 8 kilómetros, y en nada corremos un 10.000. Y como hemos corrido un 10.000, ya lo siguiente es una media maratón. Y porqué no un triatlón? Uno cortito, si es poca cosa.
Y así vamos, que parece tonto el que no hace un Ironman, y resulta que te estás jugando la salud. Poco a poco, no convirtamos correr en deporte de riesgo, que al final van a tener razón los pesados que dicen que se está mejor en el sofá. Que se está, pero qué sabrán ellos del subidón  de cruzar una meta.

Nos quedamos con las ganas, ella y yo. A 300 metros más o menos. Pero eso es lo de menos. Lo importante es que te pongas bien, que vaya susto me diste.
Decir que no todo fue malo, el recorrido es precioso. La carrera es rápida y hubiera sido un buen circuito para hacer marca.
Mi padre y mi tío Siscu, acabaron con tiempazo su segundo 10K. Jael, Manu, Laura y Moi sub 60 en su primer 10K. Nerea animando y apoyando en los momentos difíciles. Y mi madre, jaja, me da la risa. Justo el día antes la intentábamos entre todos animar a empezar a andar-correr, “por salud”…me da que  va a ser que no. y de mi tía Merche mejor ni hablamos.
Los maños animando no son la alegría de la huerta, para qué nos vamos a engañar, pero los grupos de música, joteros y batucadas que habían en algunos puntos kilométricos se lo curraron mucho. Los avituallamientos bien, la camiseta chulísima y muy buena, la bolsa del corredor y servicios genial.
Me da pena lo dicho, que no la atendieran ni con los medios ni con la rapidez esperada, que el trato tampoco fuera el adecuado, y que nos hicieran pasar momentos tan críticos. Pero si esto sirve para mejorar, yo encantada.
Ojala lleguen a leerme en el Excelentísimo Ayuntamiento de Zaragoza, y los organizadores de la carrera. Yo, lo voy a intentar. Es sólo una crítica constructiva. Somos runners, somos vidas. Todos podemos tener un mal dia, un colapso, un golpe de calor. Que los servicios estén preparados, y que no se escatime en nuestra salud. Nada más.

P.D.: Yo, sigo corriendo.
MEJÓRATE TATA! LOVE YOU.


2 comentarios:

  1. Vaya susto!!! Espero que se mejore en breve.un besazo

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  2. Bufff que miedo debisteis pasar, me alegro mucho que ya se vaya recuperando Dama. Un beso muy fuerte. Salud y kms, pero sobretodo SALUD

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