Si vas a una barbacoa donde hay
cerveza, atletas, triatletas y demás locos/as del deporte, tienes muchos
números de acabar con un dorsal en tus manos. Empieza con un intercambio de
anécdotas y sin saber cómo, y entre trago y trago, has dicho un “sí quiero”. Lo
siguiente que te sale es: “ya me han liado!”. Pero en el fondo lo estabas
deseando, y lo sabes. Así acabé formando equipo para el Half de Ampuriabrava
con mi gran amigo de la adolescencia Soto y un gran atleta que conocí en esa
barcacoa, Javi. Dadas las condiciones de los integrantes del equipo, Soto haría
el swim, Javi la bici y mi parte sería la de running. Después del parón post
Ultraman y la lesión de rodilla, era la disciplina que podía preparar más o
menos en condiciones.
Pasados casi dos meses, llegó el
día. Madrugón del bueno con toda la familia, para llegar a la bonita localidad
de Castelló d’Empúries, justo unos minutos antes del pistoletazo de salida.
Competir por relevos es toda una experiencia. Tienes la posibilidad de vivir la
carrera tanto desde dentro como desde fuera. En mi caso, poder ver competir a
mis otros dos compañeros, a otros amigos/as y estar con mi familia a la vez, fue
una gran experiencia.
En el agua, Soto hizo un gran papel
con un tiempazo, peleando entre medusas y manotazos. En la bici, Javi libró una
dura batalla hasta que el resfriado que arrastraba, le jugó una mala pasada. Con
rampas y muy tocado, me dio el relevo. Sabía cómo tenía que correr y no es nada
fácil afrontar sólo un tramo de los tres que forman la carrera. El equipo
depende de ti y de lo que hagas, es a la vez lo difícil y bonito. Los primeros
diez kilómetros, los hice según lo previsto, en 40’. Iba buscando referencias
para ver si podía recuperar posiciones y a la vez no perderlas. Fue entre el km
12 y el 13, dónde vi que era imposible alcanzar al 4º clasificado, pero que si
pinchaba, me pasaría el 6º. Decidí bajar el ritmo porque no le veía sentido
exigirme más. La lesión era reciente y hay que saber cuándo guardar cartuchos,
la temporada acababa de empezar. Finalmente nos quedamos con un meritorio
quinto puesto pero disfrutamos un motón, que al fin y al cabo, es la idea de
todo esto. La adaptación de mi cuerpo al estilo paleo, está siendo muy buena. Fruto de ello, hice los 21 km sólo con agua, sin ningún bajón de energía ni rampas ni molestias.
Salut y kms.
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