martes, 22 de noviembre de 2016

LA SANSI ES MI CARRERA

Yo no sé si fue por lo de correr en casa, si fue la superluna o los supervirus que teníamos gestándose en casa…el caso es que el domingo hice un carrerón, ale! Ya me lo digo yo!
Me apetecía mucho ésta cursa, correr en tu pueblo siempre hace gracia, hay más gente conocida animando y si encima viene familia a verte ya es la pera. El año pasado, además, hice mi mejor marca aquí, 55:58 si no recuerdo mal, y fue todo un logro pues no conseguía bajar de la hora. Con Célia, os acordáis? Este año no la hicimos juntas pero nos encontramos por el camino. Con ella, y con un montón más, que ese día parecemos una gran familia, y me encanta el ambientillo. 
Este verano me he “columpiado” un poco, y volver a correr me ha costado, porque ya me cuesta de por sí. Pero éstas últimas semanas he ido haciendo algunas series matadoras en cinta, y creo que gracias a eso salió lo que salió.

Igual peco de prudente, o de miedica, o de quejica, o de todo un poco junto. Pero siempre suelo salir cómoda, y al final intento apretar. Y lo hago, y lo sufro, pero nunca me quedo con la sensación de haberlo dado todo, de no haber dejado nada en el tintero. Así que el domingo me desperté pensando que lo haría al revés: saldría a tope, y cuando no pudiera más, pues se afloja. O se camina, que tampoco pasa nada.
Fue una mañana fresquita, pero yo me puse “de corto” que luego vienen los agobios. Además, es que la camiseta de mi equipo me encanta, había que lucirla! Vimos las carreras de los más peques, saludamos a amigos, fondistas, familia, vecinos…y nos fuimos hacia la salida calentando un poco. No planee correr con nadie ésta vez. Bueno sí, con la liebre de 50’, al que vi poco antes de salir y le dije “eres mi hombre!” y me devolvió un guiño forzado, probablemente pensado “y esta debe ser la loca del pueblo”… en fin, demasiado ambicioso correr a su lado, pero tenía en mente llegar aunque fuera pocos segundos antes de la liebre de 55’, así que el reto era no perder de vista a la liebre 50’, que no se me fuera demasiado lejos. 
Salimos en medio de aplausos y de mucha emoción, y ya en la primera bajada por la carretera Sansón me sentí bien, me dije “Puedo!”. Ya había dejado atrás a la liebre de 55’ así que todo según lo previsto. Pasaron los 3 primeros kilómetros rapidísimo, por debajo de 5 minutos cada uno, y me notaba forzada pero no dejé que el pensamiento de aflojar me asaltara todavía. La interminable recta de la Laureà Miró, donde en el cambio de rasante te deja ver la larguísima hilera de runners que van delante de ti, además del largo kilómetro recto que tienes por delante mina un poco la moral, pero seguí manteniendo un ritmo muy rápido para mí. Ya  acercándose el fin de la primera vuelta hubo un plus de motivación pues estaba mi madre, mi hermana Rebe, Hugo, Nil, Carol y Bruc esperándonos para animar y hacer fotos, así que llegué y pensé: “ya sólo queda la mitad”. Un sorbo de agua y de nuevo la bajada del buen rollo.
Adelanté a muchísima gente, los reconocía de lejos y poco a poco les daba alcance, saludaba justito lo que mi respiración me permitía, y tras unos segundos…me iba. Se me iban las piernas! No recuerdo bien qué pasó, sé que iba a tope, que iba fatal de respiración pero no me quedé con nadie. Quería terminar y mis piernas me estaban riendo la gracia, así que sólo me concentré en la liebre de 50’, estaba un poco más lejos que al principio, pero a la vista. De nuevo ya hacía el kilómetro 7-8, la interminable recta me dio un collejón, y si no fuera porque apareció a mi vera Miguel yo no sé si el final de la historia hubiera sido tan feliz. Yo iba ya muy cansada, Miguel también, y creo que los ánimos mutuos (y los tirones de camiseta) nos vinieron perfectos a los dos para no aflojar después del esfuerzo hecho los primeros kilómetros. Aguantamos como pudimos, un poco más lentos pero a muy buen ritmo. Miré mi reloj en el kilómetro 9 y no me lo podía creer! 
Ya en la última recta antes de subir a la meta que estaba en las pistas, escuche a mi Chris gritar animándonos (él ya había terminado hace rato), subimos la rampita hacia las pistas y ya al ver el arco de meta y a amigos y familia gritar fue un subidón increíble! Vi el reloj de meta y me eché las manos a la cabeza (doy fe con la foto de más abajo)!

51:30 mi tiempo final, 4 minutos largos menos que el año pasado, no está nada mal verdad?  Fui la tercera local, así que con plus de felicidad!
Estoy muy contenta, no tengo una gran facilidad para correr ni para el deporte en general, pero ver que tus esfuerzos dan su fruto…no hay nada como esa sensación de superación personal.  Como comprenderéis, después de ese tiempo, ya me ha picado el gusanillo de ser SUB 50’, pero poco a poco, que no es tan fácil! Ya hay alguna carrera más a la vista así que…os iré contando mis hazañas!  

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