jueves, 26 de noviembre de 2015

JEAN BOUIN EN FAMILIA

     Parecía que el frío no iba a llegar nunca, con lo agustito que estábamos con ese atípico tiempo primaveral hasta ahora, con ese sol a medio día que nos invitaba a ir por la calle con la cara levantada y la chaqueta en la mano, y justo el día en que tienes una cita deportiva…zasca al termómetro! Que frío amaneció el domingo, de verdad que no sabía qué ponerme. Al final, la solución de siempre: capas y a quitarse sobre la marcha, que para eso llevaba guardarropa particular, a la par que fotógrafo y supporter, un chollo esto de que él corra un día y yo otro, vamos! 
Quedamos con compañeros del equipo a las 8:30 delante de las torres de Montjuich, cerca de la salida, para hacernos la foto de equipo. La frase al vernos? QUE FRÍOOOO! Nos saludamos, comentamos las expectativas, foto de equipo, y a nuestros cajones de salida.
Puesto que Mamen y yo éramos las únicas chicas, que además estamos al mismo nivel más o menos, y que tenemos también las dos en mente hacer en pocos meses nuestra primera media maratón de asfalto, nos fuimos juntas hablando de nuestros progresos y nuestras cosas. La verdad es que no llevaba una idea concreta para esa carrera; amigos que la han hecho años anteriores me advirtieron de que era una carrera con un final exigente, que subir la Avgda. Paral.lel entera se hace duro y la última subida por la calle Lleida era matadora….así que pensé: ‘No seas burra’, básicamente. La Sansi fue genial, bajé mi tiempo como ya os conté, y sólo dos semanas después y con un recorrido más complicado no era el momento para volver a intentarlo. Acabarla y disfrutarla era el objetivo, esta vez de verdad (aunque reconozco que pasar de nuevo de la hora me hubiera picado un poco, me corre la competitividad por las venas, qué le voy a hacer).
Salimos bien, empezamos a correr, y aunque Mamen empezó refunfuñando y diciendo que ella contaba con hacerla en más de una hora, me quedé a su lado y empezaron a pasar los primeros 4 kilómetros por debajo de 6, realmente cómoda me sentí, pero teniendo en cuenta que todo era llano con alguna bajadilla, claro. Ella me dejó caer alguna vez que tirara, que ella iba a su ritmo, pero pensé que ya me iba bien así, íbamos muy bien, para qué agobiarse. Tuvimos las dos una pequeña pelea con el dichoso flato, pero conseguimos acallarlo sin parar a caminar. Como hacía fresquete, ni agua cogimos en el único avituallamiento situado en el kilómetro 5.
Qué pasada de ambiente, reconozco que a veces el sufrimiento de ir corriendo me impide fijarme en lo que me rodea, pero en una carrera como ésta hay que fijarse aunque cueste. Vimos a gente corriendo descalza, a otro con chanclas, a varios padres empujando el carrito con el peque dentro, a personas en silla de ruedas, a gente muy entrada en años, a chavalines de 8-9 años…cuando las fuerzas te lo permiten, ánimas a esas personas que te hacen ver que si se quiere, se puede, pues claro que se puede!. Me encanta mirar hacia adelante en cuesta arriba y ver en movimiento la marea humana que avanza, los sonidos de los pasos de tanta gente en medio del silencio, mirar abajo y ver la cantidad de colorines de las zapatillas de todos los que corremos, espectadores a los lados animando, niños en los arcenes con la mano extendida esperando un “choque”…es un paisaje espectacular que te deja unas sensaciones preciosas que se resumen en tres palabras: GANAS DE MÁS.
Y a todo esto, inmersa en mis pensamientos (Mamen tampoco habla mucho mientras corre  :D ), llegamos al kilómetro 7 a punto de encarar el Paral.lel, que giras a la derecha y ves de pronto la súper recta a lo lejos y te entra de todo, pero el truco está en no mirar, solo correr. A ella le empezó a doler una rodilla, y de ahí al final estuve tan entretenida intentando entretenerla a ella y animarla, que ni siquiera tengo un mal recuerdo de la subida de la calle Lleida. Recuerdo que me puse delante de ella, le dije que aflojábamos pero que estaba prohibido parar porque ya lo teníamos, y en seguida vino la cuesta abajo que nos llevaba directas a la meta. Mi cara de felicidad en la foto lo dice todo. 00:58:12’ tiempo final, así que objetivo cumplido para mí y para ella, que consiguió su mejor marca.
Lo mejor de todo es que me sentí muy bien, capaz de haber hecho mejor tiempo si me lo hubiera propuesto. Parece que los entrenos empiezan a dar su fruto, y esto motiva muchísimo. Tanto, que ya tengo siguiente objetivo en el cual sí que intentaré bajar marca: Cursa dels Nassos, el 31 de Diciembre! Cada uno despide el año como quiere, no?
No puedo despedirme sin hablaros un poco del equipo Triatló Jovent 79, ya que el Domingo compartí cursa con algunos de sus integrantes. Estoy en proceso de adopción nada más, pero me encanta pensar que empiezo a formar parte de esta familia. Será porque desde hace un tiempo tengo a mi familia “lejos”, y me agarro con más fuerza a todo lo que me resulte parecido y me den un poco de ese calor que tanto me falta, pero los he conocido gracias a Christian, que él es parte del equipo desde hace años, y estoy encantada.
No quisiera faltar a la verdad, pero a la cabeza de este gran equipo están los hermanos Benach, Joan y Pere, que antes de yo naciera ya estaban practicando este gran deporte que es el triatlón, cuando no era una epidemia como ahora. Ojo con las tergiversaciones, que ni estoy diciendo que yo sea muy joven ni que ellos sean muy mayores eh! Lo que digo es que son dos referentes y pioneros en este mundillo, además de dos personas de esas que nada más conocerlas ya sabes que son todo un hallazgo. No voy a nombrar a todo el equipo porque me dejaría a más de uno, y porque en persona tampoco los conozco a todos, pero las veces en las que hemos coincidido he disfrutado un montón. Es como si, aunque no te conozcas demasiado, estás unido por esos colores del equipo, y eso basta para hablar como si de toda la vida te conocieras. Un poco como pasa con los equipos de fútbol, eso de “sentir los colores”, pero de fútbol esta semana no me apetece hablar, fíjate tú.
En fin, que tengo muchas ganas de compartir más carreras, más almuerzos post-carrera como el del Domingo, y, ¿Quién sabe? Quizás algún triatlón…

Yo, por si acaso y por si algún día se me acaban de cruzar los pocos cables que me quedan sanos, sigo entrenando! De momento mi lucha es encontrar tiempo para establecer una rutina semanal en la que haga “un poco de todo”, y no sólo lo que me apetece. Así que sigo peleando con la natación a la par que con el despertador, con las máquinas del gym que son muy pero que muy aburridas, y alterno días de running con días de spinning y Domingos con mi “flaca”, que eso sí que me encanta! Aprovecho este momentillo de subidón para motivarme, y de paso, para motivaros…QUE LOS MANTECAOS SE NOS ECHAN ENCIMA!!

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