¿POR QUÉ CORREMOS?

Plantar un árbol. Tener un hijo. Escribir un libro. Correr la Maratón de Nueva York, añadiría yo.

Estreno mi participación en nuestro blog desvelando uno de esos sueños que todos tenemos y que suelen ir acompañados de “aunque sea una vez en la vida”.

Admito que hasta hace poco el sueño era simplemente viajar a Nueva York, pero oye, que empecé a correr y he ampliado expectativas. Sí, me he unido a esa epidemia mundial del running!

Chafardeando info sobre esta carrera, LA carrera, he alucinado con las cifras. La primera maratón fue en Boston en 1897 y tuvo 15 participantes. En 1959, menos de 200. Hoy día convoca a más de 20.000 corredores, y porque la limitan. No es que se pueda apuntar Manolo para vivir la experiencia y “ya la acabaré aunque sea andando”, no. Es que para clasificarse hay que contar con unos tiempos bajísimos que rondan las 3 horas y poco para los 42.195 metros, lo que la convierte en una de las más exigentes y elitistas. La guinda? Su precio. 150 dólares para los estadounidenses, y 200 dólares para los extranjeros.


El caso es que cuanto más leo, y cuanto más me fijo por la calle sea la hora del día que sea, más increíble me parece la cantidad de gente que corre, que un buen día se calza unas bambas y sale a trotar. Y mañana repite. Y lo hace parte de su rutina. Por qué? Por qué cada vez somos más? Por qué se ha convertido incluso en algo por lo que llegamos a pagar, si al fin y al cabo, son horas de masoquismo en estado puro?

Todos los que lo hacemos sabemos el por qué, y aunque es cierto que cada uno empieza por un motivo distinto y personal, estaréis de acuerdo conmigo en lo difícil que es explicarle por qué corremos a alguien que no corre. Le he estado dando vueltas e ir más allá de las ventajas “evidentes” del running, y lo único que puedo decir es que la situación se asemeja bastante a ésta: imaginad que tratáis de explicarle a una persona ciega cómo es el color verde. Seguramente empezaríais diciendo: “el verde se parece a…a…” y no podríais seguir, pues no se puede explicar con palabras. Eso es lo que pasa cuando un runner trata de explicar a un no-runner esta pasión. Correr es ver el verde, como todos los que corremos lo vemos igual no es necesario hablar de ello ni explicarlo con palabras.

Así que si realmente deseas saber la respuesta, tendrás que salir a correr y desarrollar tu visión a color.

Ojo que no es tan simple como atarse los cordones y salir, lleva su tiempo, y es necesaria mucha paciencia y constancia (pero mucha) hasta que el cuerpo vaya adaptándose a esta nueva actividad. Pero si eres capaz de superar todas tus excusas, todos tus “no puedo”, las perezas, los “me canso” y demás, desarrollarás seguro ese entendimiento compartido y esa pasión que suele ser difícil de entender para una persona que no corre.

¿Necesitas un empujoncito final?

Correr nos proporciona buenas sensaciones físicas, mejora nuestra salud física y psíquica, nos rejuvenece, limpia arterias y pulmones, tonifica los músculos, fortalece los huesos, refuerza los cartílagos, despeja la mente y aclara ideas, desechas malos rollos y estrés, incrementa la fuerza y la resistencia, mejora el apetito sexual, sube las defensas, aumenta la capacidad respiratoria, nos permite perder peso racionalmente, limpia y tersa la piel, fortalece el corazón, disminuye la presión arterial, nos ayuda a sentirnos más optimistas y, todo ello, refuerza nuestra autoestima.

Sé que cuesta empezar, pero cualquiera puede hacerlo. Se empieza dando largos paseos a paso ligero, luego intercalando breves trotes de pocos minutos en esas caminatas, y después se van incrementando esos trotes tanto en tiempo como en número de veces.

Hace poco más de un año yo empecé así, me creía incapaz de correr más de 5 minutos, y mirad como he empezado el artículo, pensando en una maratón! Para eso queda mucho, vamos pasito a pasito, de momento éste Domingo día 8 correremos la Sansi de mi pueblo, Sant Feliu de Llobregat, 10 Kilometros que, como dicen en este mundillo, todo suma!